La playita

Partimos un sábado (creo) rumbo a la playita, Playa langosta wowwwww que rico mar, Caribe por supuesto, que linda playa además el camino después de pasar la autopista es muy lindo, llegando a Colon y dando vuelta a la derecha, pasamos una tarde muy chévere, también fuimos con Lyl, quien de a poquitos fue agarrándole confianza al agua y quedo arrugadita jajja no quería salir, el agua era tranquilísima, transparente, tanto así que a Lizi se le cayeron sus lentes, que además de oscuros, son de aumento, era una cara trágica la que cargaba porque además del costo, hay que hacer la diligencia, sacara aquellos viejos que no te gustan, esperar a que estén etc, pero gente en cuestión de 15 min luego de ponernos en campaña para ver si los encontrábamos, tuvimos la dicha de que supereulogio los divisara y volviera de esta manera la tranquilidad a su dueña, llovió un pequeñísimo rato, nada que no soporte el cuerpo en la playa pues, comimos unos patacones para amortiguar el hambre pues la comilona seria especial. Después de un par de horas, nos enrumbamos hacia Porto Belo un poco más allá, custodiado por dos fortines que se encuentran en estado de abandono total, una iglesia que rinde culto a un Cristo negro y que alberga los nichos de sus primeros habitantes dentro, bonita la bahía, lindo el paisaje pero la comida estaba cariñosa parece, preguntamos en varias partes pero nada estuvo al alcance de nuestros mermados y pobres bolsillos ayyyyy, pero no importa porque camino a playa langosta esta el restaurancito familiar donde come Lizi siempre, es lindo, buena atención y cocinan rico, allá fuimos a parar, pero señores… NO HABIA ARROZ AL COCO ayyyyyy, bueno comimos lo que deseamos pero sin el famosos arroz ese, estuvo rico, chévere y de ahí a casita pues; a descansar para otra jornada.