sábado, 25 de abril de 2009

La Pastora


El siguiente fin de semana partimos por el mismo camino pero ya en su trayecto más largo, hacia La Pastora, un detalle en la Chiva es que el cobrador pasa colgado por fuera del autobús de fila en fila haciendo su trabajo, tenemos filmaciones, no sé si fotos, ojalá podamos subirlas al blog.
Llegamos al Cedral y de allí empezamos a subir caminando, los chicos “no nos dijeron que eso era así”, camino de herradura le llaman, ¡JA! lo que hay es que echarle pichón para arriba carachos, las encuestas dicen que en dos horas se hace el trayecto, pero por causas ajenas a nuestra voluntad y un palo de agua (tremenda lluvia caballero!) que nos acompaño dos tercios del “camino”, esto duró casi cuatro horas, por piedras, bordeando el río Otún, maleza, paisajes hermosos, nuestras gentes que pasan en sus caballos en ambos sentidos de la vía y bueno… nos dieron la noticia de que cuenta la leyenda que por ahí pasaron las tropas bolivarianas en su andar por nuestras tierras liberando algunos países, eso no cambio el hecho de que hay que echarle pichón pero, durante un breve instante un algo recorrió este cuerpecito no puedo negarlo.
Bueno, después de trochas más convenientes y todo lo demás que mencioné, llegamos a nuestra meta, siempre pensé que la Pastora era un pueblito, pero anduve engañándome todo el tiempo, la Pastora es una especie de refugio dentro de una reserva natural para los transeúntes que van a los nevados o a la laguna o en este caso, personajes que quieren pasar un fin de semana allí, con su gente, caballos, desayunos y comidas hechas por la señora Luz, escuchar valses peruanos, rancheras y otras canciones en la voz de don Jorge alrededor de una fogata en el área destinada para compartir con los otros foráneos que pasan ahí la noche.
Esa misma tarde, salimos a pescar al río con Sebastián y Juancho, eran 4:30 creo, y bajamos con nuestras cañas por un sendero corto hasta el Otún. Gente…. Cayendo ya la noche pero con suficiente luz, tomamos camino de regreso,… no la hayamos, no teníamos linterna ni nos acompañó nadie que conociera el terreno, ¡Ayyyyyyyyyyy! desespero infantil…., no voy a contar detalles pero estuvimos ahí por espacio de hora y media, cayó la noche, el río rugía, lo intentamos en la oscuridad y fue peor, volvimos a la orilla, ahí nos quedamos hasta que llego el rescate …Yeeeeeeeee, gritaban los niños ¡Uf¡ …decía yo.
Se pasaron los días en la Pastora como debían ser, junto a Pedro, Sandra, Sandra Paola, su esposo, los niños, y Diana, la vecina, embarazada subió y bajó esa vaina, mis respetos, y tiene cuatro meses creo.
Bueno la bajada fue igual pero pa bajo jeje, unos cuarenta minutos antes de llegar al Cedral tuvimos la infaltable compañía de un aguacero jajajaja, buenas las fogatas y los intentos de mantenerlas vivas, buena la comida, la gente, la onda, muy, muy, muy recomendable.

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