viernes, 11 de diciembre de 2009

Carlos y Elvia

Acá en este lugar que habitaremos, se escucha son jarocho apenas el dueño de casa llega de su trabajo, una pareja muy chévere, Elvia está en casa haciendo un montón de cosas, cocina muy rico y le gusta la conversa, cada vez que puede aprender algo de manualidades no escatima esfuerzos para hacerlo y es que le encanta trabajar con sus manos, coser, hacer confecciones, tejer, pintar y que se yo, Carlos es música y su negocio, en las tardes cuando ya la oficina cierra el tipo llega a tocar sus jaranas, a leer las decimas que ha escrito a atender en lo posible a estos pechitos, - vamos a donde Esteban chicos, comamos algo, vieja a donde vamos?, etc. Logró un momento especial en Tijuana cuando en conjunto con otros jaraneros y soneros que viven del otro lado, se juntaron en el muro, en la punta que entra al mar y ahí en un símbolo de democracia que esta erguido justo a la mitad, levantaron dos tarimas, una de cada lado y empezaron un fandango con especie de mano a mano: una canción de aquel lado y ora de este, el simple hecho de estar ahí parados e imaginárnoslo, nos causo alegría, orgullo y muchas otras emociones. Su hijo tiene un hijo que es como todo nieto, la luz de los abuelos. Carlos le hizo unas decimas que este pechito leyó y se las pidió a ver si nace algo, esperemos que así sea por último, serán publicadas en algún momento pero tengo plena confianza de que algún ritmo de nuestras tierras tocara a la puerta y querrá hacerse cargo de expresar esas líneas. Tienen dos perrotes también, unos come gente de los que apenas nos hicimos amigos durante el asado, porque este pechito les brindó un poco de sobras jajaja, bueno con esta gente estuvimos, no los conocíamos, como les contamos, esto fue todo casualidad del camino, gestiones de amigos de amigos y así vinimos a caer por acá, en este hogar, con estos muchachones súper buena onda y a quienes muy pronto volveremos a ver. Gracias por el cariño chicos y por las atenciones.

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