viernes, 26 de marzo de 2010

Entierro zapatroncos.

Esto les parecerá extraño, pero la historia comienza por allá en el 94, 95, cuando Luz María decidió hacer caminos del Inca con unas amigas, ella fue a comprar unos zapatos adecuados a la ascensión de la montaña, los encontró, los compró, le encantaron… Con esos zapatos la conocí en Chile, era invierno y sus zapatroncos eran los más adecuados para la estación, con esos zapatos la vieron caminar muchos amigos y familiares durante largos 15 años, por eso los bautizaron los “Zapatroncos”, queridos y adorados compañeros de Luz, los defendía a capa y espada de cualquier insulto o cualquier sugerencia de ser cambiados – pero por qué, si a mí me gustan y son buenísimos, imagínense que cuando Yuri la vio llegar a NY con ellos calzados no aguantó la risa ni la impresión jajaja pero llegaría justo en esa ciudad, el fin de los famosos Zapatroncos, nos encontrábamos caminando bajo la lluvia y de repente ve la cara de Luz y detecto una tristeza infinita – mis zapatos se han roto, ya cumplieron su ciclo. Como el cumple de Luz estaba cerca (ya lo mencionamos) su mama quería saber que podía regalarle, Luz le propuso lo de unos nuevos zapatroncos, de la misma marca… no saben la sorpresa y la alegría que le día a la señora Luz la noticia, claro que se los cambiaria, con muchísimo gusto. Y fue así como empezó la búsqueda de unos zapatos de la misma marca y con los mismos materiales, pero después de 15 años todas las industrias han evolucionado pues, y aunque fructífera, la búsqueda se tomo unos buenos días.
Los nuevos zapatroncos llegaron por correo a Miami, el día de calzarlos fue todo un acontecimiento y más acontecimiento fue la despedida de aquellos tan queridos compañeros de jornadas, travesías e historias, que dicho sea de paso, cumplieron 11 y medio meses de estas locuras junto a Luz. Sobran las palabras, les dejamos el video para que se den una idea…



1 comentario:

  1. Ya anoche les he testimoniado que los leo coño, los leo!! es nomás que a veces entre la chamba y la falta de inspirancia no escribo. Ah! y que quede constancia que yo aún no conozco los zapatroncos!! Ojalá sepan que gusto tan grande, mezclado con nostaliga es tenerles en casa de nuevo...aún sabiendo que es la "última" de sus paradas en no sé cuanto tiempo. Esta vez, cuando nos despidamos, sabré que no los veré en un buen rato; tal vez hasta que mis propias locuras me lleven a ustedes. Los quiero como espero sepan que los quiero.

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