jueves, 17 de junio de 2010

Guadalajara es un llano… Betty, Oscar.

Y por acá vinimos a parar, tierras tapatías, nuestra tropera amiga Betty Bru, fue el contacto en esta fase, llego al terminal de buses con sus ojotes abiertos y esa sonrisa que parece nerviosa, preocupada por nuestro bienestar y preguntando que tal el viaje. La verdad después de tantos autobuses, ya estamos curados pero debemos decirles que la línea que hemos utilizado para llegar hasta acá (Primera Plus) esta macanuda, el baño está aislado con una mampara en la parte trasera del bus y hay para hombres y mujeres; pero bueno, ya andamos arriba de la camioneta de Betty, no iremos a su casa porque la mama esta delicada y necesita atención y tranquilidad, Betty nos comunica que Oscar su hijo tiene un departamento con su esposa e hija y que allí iremos a parar. Llegamos a la nueva residencia y ahí nos esperaba mi compa, otro tropero por extensión, a ambos los conocimos en Buenos Aires, no interactuamos mucho pero como siempre decimos, tropa es tropa. Resulta ser que los chicos abandonaban su morada durante el periodo en que estos pechitos creyeran necesario, la casita de muñecas de su chiquita quedaba disponible pues, para tomar el té y leer unos libracos en la sala ;-). Betty andaba a mil; están ultimando detalles en una pequeña morada playera que tiene en Chapala, y es un va y viene para allá de tres días por semana, aunque no está lejos, el viaje y la organización son agotadores pero con todo y eso, se da su tiempo para atendernos, invitarnos, llevarnos, traernos y hasta para hacer acto de presencia en la reúna tropera que organizó el Chuy en la casa de sus viejos, también nos llevó a conocer a su mami, que para este momento en que escribo ya ha abandonado el paraíso terrenal. Estuvimos muy bien atendidos aunque Betty estaba preocupada por no poder acompañarnos todo el tiempo, aprovechamos de descansar, que cada día que pasa nos hace mas falta, vimos unas peliculitas, salimos a comernos las famosas tortas ahogadas caray: un pan francés relleno de chancho o pollo (no puede ser de otra cosa) que una vez que está listo, lo sumergen en una salsa de chile rojo picantísimo, uno puede pedir que sea medio ahogado, pero mi gente, mi madre dio a luz a un macho así que la mía era ahogadísima y con mas salsa arriba para que no quede duda… cómo picaba esa vaina, pero estaba buenísimo. Luz la probó, no se atrevió a pedir una pero su gesto de deleite era un índice hacia arriba. Betty entre otras cosas nos invitó a comer unas pizzas que a ella le encantan y caray la verdad es que entendimos muy bien por qué le gustan tanto jajaja. Quedamos muy contentos de conocer esta parte de México de haber compartido más con nuestros amigos de la hermandad del éter, todos muy atentos; les deseamos la mayor de las suertes y esperamos poder verlos de nuevo en algún momento de nuestras vidas.

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