Bueno con este par de chicos pasamos unos ratos chéveres, no fueron muchos y más que todo se dieron en casa en torno a la mesa, momentos de conversa y de conocernos porque nunca nos habíamos tratado con anterioridad, escuchamos música, opinamos acerca del mundo, comimos camarones, algún tipo de plato que en el intento llego a ser otra cosa sabrosa igual pero que por culpa de las infaltables amigas sufrió la metamorfosis jejee. Pero si hubo una salida, un paseo por la ciudad que provocó un almuerzo en uno de los mercados de San Pedro, la verdad es que estuvo muy sabrosa la comida, fuimos con el pintor ya que Miriam tiene horario de oficina rígido, Javier nos comentó que le encantaba ir a comer ahí y que nos proponía dar una vuelta en el auto por la ciudad (caminando te mueres de calor) para ver los edificios y parques más importantes y representativos, luego, bueno… ya les dije la otra parte de la historia, aceptamos y la pasamos fenomenal.
La chica que les hace el aseo, es muy peculiar y atenta, el día que dejamos la morada tuvimos que esperar largo rato a que pasaran por nosotros, ella nos atendió, nos paso unas tortillas con queso, jugo y nos protegió del implacable sol.
Agradecemos muchísimo a Javier y Miriam por su buena onda y por haber formado parte de estas locuras… suerte chicos.
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