miércoles, 23 de septiembre de 2009

El taxista va a ser canción

La noche que tocamos en la Ruta Maya tomamos un taxi junto a Bea y su vecina, íbamos muy cargados y cansados pero pendientes de que nada se quedara… no fue así, en el taxi se quedo la parte superior del atril para el cuatro y la guitarra, no nos dimos cuenta pero el conductor si, el apareció de muy buena onda unos días después, nosotros nos encontrábamos en la playa así que lo atendió Martha, la muchacha que trabaja en casa de Bea, el amigo taxista le dijo que habíamos dejado la pieza y que el de manera muy gentil la traía porque de seguro era importante, “COÑOOOOO que maravilla”, pero bueno que él se había desviado de su ruta y que el tiempo es oro y la gasolina también y que necesitaba que le pagara la carrera (40 córdobas) porque si no la importante pieza no abandonaría su automóvil hasta que sus dueños no estuvieran en casa, Martha no tenia dinero y el compadre se fue, no dejó número ni na de na. Nos contó Martita lo acontecido y bueno le dijimos que no se preocupara que comprábamos un atril, que no compartíamos los pensamientos del tipo y que se yo. Durante otra de nuestras ausencias apareció de nuevo el señor taxista con la pieza, le vendió a Marta la onda de la importancia de la misma y que capáz no podíamos seguir en las locuras a causa de eso pues, así que Martha en consideración hacia nuestras personas y nuestro futuro apeló a su cartera pero COÑOOOOOOO, - señorita la verdad es que me he desviado un par de veces de la ruta y he dejado a un lado mis quehaceres por efectuar este acto “DE BUENA FE” (así se llamará la canción) usted comprenderá que son dos carreras las que debe cancelarme (80 córdobas). Martha pagó, nos dio cuentas de la situación al llegar, respiramos profundo y… pa’ lante caballero, aunque no entendamos ciertas cosas.

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