miércoles, 23 de septiembre de 2009

Nos fuimos de paseo.

Masachapa…

El primer paseo lo hicimos hacia una playa llamada Masachapa, aunque en realidad nos dirigíamos a Pochomil (2 kms mas lejos) Bea hizo algunas llamadas para conseguir a un amigo con casa por allá que nos permitió estar asilados ahí dos días y una noche.

Llegamos en horas de la tarde a la morada playera, una casa muy chévere, grande, y con el patio que daba al mar (que más se puede pedir) una vez que dejamos el equipaje, nos enrumbamos a ver qué comíamos porque el hambre estaba apremiando, como cosa rara, el mercado nos ofrecía pinto, con alguna carne, eso comimos acompañado de todas maneras con sus chelas bien helenas. Bajamos a la playita a ver que ofrecía y wowwwwwwwww caballero que linda la vista, caminamos un buen roto por la orilla y bueno, las fotos hablan por si solas, la verdad que estaba maravillosa y justo lo que nos habían recetado para eliminar el estrés ;-)

Caída la nochecita pasamos a la tienda a comprar algunas provisiones para que no fuera tan dura la pernoctada, para nuestra gran alegría, cuando llegamos a la casa la encargada nos propuso que durmiéramos en la habitación principal, Upaaaaa, aire acondicionado, una camota y mucho espacio… cheverísimo.

Al día siguiente nos fuimos a la playa después de desayunar, estuvimos un buen rato por ahí y bueno teníamos que tomar el bus de regreso a Managua, nos propusimos irnos en el último de la tarde y disfrutar en pleno lo que Masachapa nos ofrecía, así fuimos a parar a un restaurant a orillas del mar, donde comimos un riquísimo pargo (como muestran las imágenes) con una vista estresante y acompañados de las infaltables amigas de cebada bien frías, no sé hasta qué hora estuvimos ahí pero la pasamos de maravillas, vuelta a la casa a buscar nuestras pertenencias y a esperar que pasara el bus a la capital, ahí esperaremos a ver que nos depara el destino.

Quisalá…

Ya les hablamos de Donald y Cristina y de la propuesta que nos hicieron de prestarnos su casa en la playa: Quisalá queda a unos cuantos kilómetros a la derecha de Masachapa (si vemos de frente al mar) para allá nos dirigimos en nuestra segunda expedición nicaragüense. Para llegar a la playa debimos bajar en San Rafael y tomar un taxi moto que en un tiempo aproximado de 25 minutos nos dejaría en la casa de los chicos, ahí estaba Don Adrian, el cuidador y nuestro guía durante las dos noches y tres días que pasamos por ahí. Fuimos un lunes, la playa estaba desierta, casi no había gente por esas latitudes, nos encontramos con 5 kilómetros de arena para nosotros nada mas, no hay nada cerca para comprar así que llevamos provisiones para mantener estos pechitos, libros para liberar el estrés y unas enormes ganas de volver a estar en el mar, los chicos tienen unas hamacas que colgamos en el “rancho” como llaman ellos al quincho que tienen en el patio destinado para tal fin, salimos de paseo por la costa los tres días que estuvimos ahí y durante uno de ellos nos dirigimos hacia la desembocadura del rio, allí nos encontramos con un cementerio de grandes árboles que arrastra la corriente cuando el rio se crece, era muy llamativa esa imagen y linda además. Uno de los días compramos a otro cuidador un par de parguitos para comer fritos y bueno Donald tenía un suministro interesante de chucherías que atacamos sin compasión y que una vez de vuelta en Managua repusimos a sus legítimos dueños ;-). La playa… exquisita, que les puedo decir, los días maravillosos y la compañía… ya no ya pe, las estrellas, la luna, el sonido del mar, el viento y por supuesto: Luz.

Granada.

Ya les contamos que aquí conocimos a Ninoska, pero ¿cómo llegamos?. Por recomendación de todos los habitantes de Nicaragua, nos vimos obligados a tomar la penosa decisión de ir a conocer Granada, luego de un par de horas de viaje en estos autobuses que les hemos mostrado desde que salimos, llegamos a nuestro destino… la verdad es que impacta desde que se dobla la esquina y se presenta ante uno esta ciudad, colonial, turística, muy bien conservada y con un gran aporte capital para su mantenimiento, tiene una plaza central y una avenida principal donde se centra todo la parte de ofertas culinarias, algunos hostales, hoteles y al final… el lago. Ahí se pueden tomar lanchas para dar un paseo por las diferentes islas y algunos pueblos aledaños, también hay un bote más grande y que es colectivo destinado al mismo fin, distracción para los turistas y capital para quien lo maneje, pero nosotros no tomamos ninguno, pues los viajes son de muy larga duración y como en estos países los buses tienen un horario de regreso a las capitales que va no más allá de las 17:00 horas, no había manera de hacerlo todo pues, eso lo dejamos para la vuelta, así que nos instalamos en un bar restaurant después de caminar y tomar fotos y allí conocimos a la susodicha chica de las sandalias… ya saben el resto de la historia.

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