Caída la tarde, nos encontrábamos ya con ambos, la jornada de trabajo había culminado y contábamos con la grata presencia del ahora reconocido de manera oficial y con papeles, Ingeniero Cabrera, alias el Chino. Los chicos prepararon unos bocadillos de preámbulo y unos camarones bien ricos que acompañamos con arroz. Este par de locos han sido tremendos panas, conversadores, como le gusta a Diana entablar conversa, las tardes son de camaradería, cervezas y labia de la buena, de la gozosa, interesante y recordatoria. Tienen una perra que intenta comportarse bien, es muy chamita así que aún le falta por aprender, por lo menos no sube al segundo piso.
La casa de los chicos con su cuarto tropero, ahora nuestra por unos días, está ubicada en una zona de colinas en los suburbios de la capital, les parecerá raro eso de las colinas acá en Guatemala jaja, tiene una vista bastante linda y placentera. La estadía pinta chévere, amena, alegre, jovial, este par de locos tiene un no sé qué, que te contagia, Diana aunque trata de enseriar su rostro angelical y juvenil, siempre tiene una sonrisa dibujada en él, Otto se pierde detrás de sus gafas y se manda una divagaciones cheleras de aquellas, en resumen, son una gente de la PM.
En esta entrada les dejamos un besote y un abrazo para ambos, que de seguro repetiremos en alguna otra.
ay los lindos!! son muy divertidos, ojal pronto se los vuelva a ver
ResponderEliminar