sábado, 9 de enero de 2010

Tertulia de despedida?

No era nuestra despedida pero lo fue, ¿Cómo?. En la casa de enfrente a nuestra morada, estaban organizando los chilenos artistas y pana de la peña, una despedida para unos cineastas coterráneos de ellos que habían estado en la ciudad presentando algunos documentales, Horacio decidió que también seria nuestra despedida, el estaba invitado, así que nos enrumbamos a la acera del otro lado y entablamos relaciones con los presentes, llevamos sus respectivas chelas “bien helenas” para la ocasión.
Ahí estaban los cineastas en cuestión ya casi a punto de partir, al igual que nosotros abandonaban la ciudad esa noche, nuestras maletas estaban listas en casa, esperando el momento oportuno, ahí también estaba Rafael Manríquez de quien no he escrito mucho y me gustaría hacerlo ahora: cuando nos conocimos en su país natal, tuvo la gentileza de aceptarnos en su concierto, de escucharnos y de invitarnos a la peña, es un tipo muy tranquilo, profesor de guitarra y música, conocedor de muchos ritmos del sur, compositor, estaba preocupado por la falla en que resulto la estrategia para nuestra presentación, pero lo tranquilizamos diciéndole que así es la vida pues, una tarde nos invito a almorzar y conversamos bastante, de la gestión que hace, de las cosas que debe hacer para mantenerse a flote, de la peña y su nacimiento, de la música, del coro y muchas cosas, fue muy atento… y bueno en esta tertulia no faltaría la música y sus consecuencias jajaja, guitarra y cuatro se hicieron presentes, voces de todos los colores y rangos, canciones de nuestros pueblos y de nuestras autorías, la comida estaba muy rica, los dueños de la casa atentos a todo, apareció el otro Rafael, el culpable de la siguiente historia en este blog, el personaje que paso a recogernos para llevarnos a otro punto de este país, pero ojo, eso no fue de inmediato, al encontrarse con aquella reunión, aquellos cantos, aquella onda, Rafael hizo una pausa en los planes que tenia para esa noche, se sentó muy cómodo, no tomó mucho porque estaba al volante y acá las leyes son muy rigurosas al respecto, pero disfrutó al máximo, “cosas que debería hacer mas a menudo” nos dijo. Nos despedimos pues con alguna canción, la ultima chela, los abrazos y promesas de volver, de escribir, besos a la Mona, gracias por todo, pena de tener que partir, alegría de seguir en estas locuras, ¿hacia donde?, Hacia San Francisco.

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