
Pasamos al lado del emblemático burro de la ciudad (una estatua), también conocimos ciertos pasajes, callejuelas. Teníamos casi en la salida de la casa otra escultura donde un chelista estaba ofreciendo algunas melodías, o no sé si era una chelista, ahora en las fotos nos percataremos de ello.
El pana Oriel nos prestó el cajón para que ensayáramos y tocáramos en el festival, como dije… un tipo bien chévere, todos acá han sido tremendos anfitriones, los almuerzos junto a Francis (el concejal de cultura) y su pequeña hija, han sido totalmente familiares, un tipo sencillo, sin aires de nada, que lleva un par de periodos en el cargo y que la gente no quiere que se vaya porque hace cultura desde el alma, un tipo súper atento, jovial, alguien con quien provoca sentarse a conversar, al igual que Tino, quien además de loco es ultra atento, ameno, simpático. A pesar de los trajines y los “Ultima hora” que siempre aparecen, el esmero, la onda y la amistad afloraron raudas, espontaneas y sinceras en estos días en que trajimos nuestras locuras por acá… Ojalá en todos los municipios existieran personas y planes de trabajo como por estos lares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario