domingo, 19 de diciembre de 2010

Compartiendo.

Salimos a dar un par de vueltas, solos, caminando por la ciudad que como les conté estaba desierta pero tiene una belleza particular, toda cuidada, pintada, las casa muy bien presentadas, los muros tienen una especie de composición donde dejan libres algunos espacios sin estuco, friso o cualquier nombre que le quieran dar, permitiendo que se vean los ladrillos, pero formando figuras irregulares, son numerosos los huequitos que pueden haber en el frente de una casa.

Pasamos al lado del emblemático burro de la ciudad (una estatua), también conocimos ciertos pasajes, callejuelas. Teníamos casi en la salida de la casa otra escultura donde un chelista estaba ofreciendo algunas melodías, o no sé si era una chelista, ahora en las fotos nos percataremos de ello.

El pana Oriel nos prestó el cajón para que ensayáramos y tocáramos en el festival, como dije… un tipo bien chévere, todos acá han sido tremendos anfitriones, los almuerzos junto a Francis (el concejal de cultura) y su pequeña hija, han sido totalmente familiares, un tipo sencillo, sin aires de nada, que lleva un par de periodos en el cargo y que la gente no quiere que se vaya porque hace cultura desde el alma, un tipo súper atento, jovial, alguien con quien provoca sentarse a conversar, al igual que Tino, quien además de loco es ultra atento, ameno, simpático. A pesar de los trajines y los “Ultima hora” que siempre aparecen, el esmero, la onda y la amistad afloraron raudas, espontaneas y sinceras en estos días en que trajimos nuestras locuras por acá… Ojalá en todos los municipios existieran personas y planes de trabajo como por estos lares.

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