domingo, 19 de diciembre de 2010

Extras

Con Jenny salimos de nuevo a dar vueltas por la ciudad, a conocer otros puntos y a ver qué novedades se nos presentaban por ahí, nuestra incursión fue fructífera, después de estacionar el carro en un especifico sitio, comenzamos a caminar por una zona seudo turística y “Colonial” por así llamarla, muy linda de verdad, tomamos fotos, caminamos, escuchamos a la guía turística y luego de un rato viramos a la izquierda y se presentó ante nuestros ojos una feria internacional de comidas, ¡qué rico caray” ya hacia hambre, pero oops, santo cielos Leoncio, ¡qué caro” inalcanzable para cualquier pechito latino que esté dando vueltas casuales por esa ciudad. No importa carachos, que la vida es una sola y hay que disfrutarla. Bajo esta consigna, adquirimos un panqueque de nutella para Luz que estaba de miedo, pero eso era solo un antojo, había que comer algo, el hambre arreciaba. Vimos comer a mucha gente, preguntamos precios de algunas cosas, quedé pegado con unas empanadas colombianas pero OHHH sorpresa, coñooo cuestan casi cuatro dólares cada una y son ultra, súper, recontra pequeñas, hay que comer unas cuatro para satisfacerse y bueno, seguiremos caminando. Irónicamente terminamos adquiriendo un Kebab, pero QUE KEBAB señores, pesaba casi un kilo esa vaina, estaba delicioso, compramos un par y resolvimos el hambre de los tres, ¡santo remedio!. Seguimos caminando y luego de un rato, volvimos al carro para cambiar de imagen, nos dirigimos hacia nuestro viejo amigo el Leman, estacionamos y subimos a un botecito para cruzar el lago, tomamos fotos, caminamos un poco por el otro lado y volvimos hacia el punto donde se encuentran las playas públicas, esto es muy cerca del chorro de agua central que es como una especie de icono lemanístico que uno tienen que ver sí o sí. El día estaba lindo pero ya en su declive, nos quedaban un par de horas a lo mucho para disfrutar de los últimos ratos de sol en los últimos días del verano suizo. Entramos, nos pusimos nuestros trajes de baño “yo por lo menos” y al agua patos. Fui el único que entro a las aguas del Leman, cristalinas, algo frías pero me temperé bastante rápido, llegué nadando a la plataforma flotante que se encontraba a unos cien metros de distancia hacia las profundidades, subí, le di la vuelta, baje, me tope con un cisne en medio de mi baño, tome fotos y me tomaron fotos (no el cisne, Luz), en fin, disfruté de un rico baño en lo que quedaba de la tarde, nos tomamos unas cervecitas mientras llegaba el ocaso del día y volvimos a casita. El día estuvo maravilloso.

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