domingo, 19 de diciembre de 2010

Salidas

Nos fuimos en tren a la ciudad siguiendo las indicaciones de Pepe, íbamos ultra pendientes de cuando apareciera el nombre de nuestra estación en la pantalla, ya estábamos adiestrados en cómo se escribía y por si acaso le echábamos una ojeada al mapa de ruta colocado en el vagón haciéndonos los que sabíamos eh… bajamos donde había que bajarse y comenzamos a caminar, la arquitectura empezó a brindarnos destellos de historia, las callejuelas por donde pasábamos evitando las vías transitadas eran muy estrechas, conseguimos una peatonal, y por ahí tomamos rumbo. Nos encontramos con una ciudad antigua y colorida, pequeños y cortos pasajes entre los edificios, altos por cierto pero muy antiguos, llegamos a un puente que precede a un gran castillo o portal o bueno una edificación seudo medieval muy grande, que puede cruzarse caminando y que es espacio obligado para tomarse fotos. Las aguas del rio son cristalinas y en nuestro paseo descubrimos a muchos personas pescando en las orillas.

Una ciclo vía se desplaza por la rivera del río para internarse en la urbe, muchos andan en bici por acá (y con lo caro que es el transporte, es el mejor medio), nosotros seguimos andando, llegamos hasta una plaza desde donde se divisa buena parte de la ciudad antigua, está muy cerca de la casa del monarca pero no llegamos hasta allá, el hambre arreciaba y fuimos a ver como amainábamos la tormenta estomacal, nuestro pana Pepe nos dijo que los Kebab eran la salvación en este país, precios suecos módicos y contundentes a la hora de ingerirlos entre dos personas, así que caminando por allá y por acá y retrocediendo la andado, llegamos a un Kebab, entramos y pedimos, los precios módicos no lo fueron tanto pero disfrutamos de la comida y de la conversa con un palestino que estuvo viviendo tres meses en España y trataba de comunicarse con nosotros en lengua castellana o en su defecto en un inglés muy parecido al mío… ¿Qué si nos entendimos?... por supuesteicion (ups, no se si es con c, o s), el compa era súper agradable, también parece que necesitaba conversar con alguien y ahí estábamos nosotros, dispuestos a escuchar, el movimiento por el Kebab no era mucho, creo que nosotros y otra persona más estuvimos ahí ese rato, le agradecimos la atención y la conversa. Nos despedimos y seguimos adelante, al salir y virar a la derecha, toda una hilera de kebabs con precio casi un tercio menos apareció ante nosotros jajaja. Caminamos, esta vez nos plantamos junto al rio a ver pescar a un señor que parecía estar muy pero que muy enojado con el mundo. Mas que pescar su letargo lo hacía alimentar a los peces con el azuelo, porque los bichos picaban y como media hora después el tipo tiraba de la línea y cuando recogía, ponía otro gusanito quejándose de la situación, una pareja se le acercó con un mapa en la mano para preguntarle alguna dirección me imagino y el carajo casi que les ladra, asustándolos de tal manera que pasos más adelante solo les quedó matarse de la risa. En la orilla de enfrente un par de locos gozaban de lo lindo sacando peces y frente a nosotros salto un bicho del tamaño de una lancha casi, ¡coñoooo! Ese sí que me sorprendió, y fue justo enfrente de nuestro enojado personaje, quien moviendo la cabeza en un gesto de “he estado esperando tres horas a que piques, solo estos bichitos de acá anda robándome los gusanos” y apareces sacándome la lengua en el aire. ¡bah!

En Otra oportunidad en que salimos con los muchachos aconteció un acontecimiento que no acontece mucho en estas fechas, tomamos rumbo a los campos suecos aledaños a la morada de Pepe y Mary, un camino semi ripiado nos hizo bajar la velocidad y de repente de entre la foresta emergió un alce que se dispuso a cruzar la explanada hasta la frondosa espesura arbórea del lado opuesto a donde salió, fue mágico Pepe gritaba, mira, mira, eso no es muy normal en esta época, que suerte que han tenido y la verdad es que fue sorprendente, un animal bastante grande e impactante verlo así no mas cruzar frente a nosotros, los registros no son muy buenos porque mientras prendía la cámara, enfocaba y ultimábamos esos detalles técnicos que exige la tecnología, ya el Alce había cruzado 2/3 del terreno, pero fue chévere la experiencia.

Una tarde luego de una corta salida y de pasar a buscar a Mary, Pepe nos dice que invita un sushi… bueno dijimos, caminamos un poco por callejuelas citadinas y llegamos a un lugar que les gusta, nos sentamos, comimos, disfrutamos, charlamos, nos tomamos unas cervecitas y salimos, Mary contentísima por el gesto de su galán y todos satisfechos. Seguimos ruta a pie y dos cuadras hacia abajo había toda una exposición culinaria en la plaza, con precios súper cómodos, jajaja, nos reíamos por nuestras casualidades, menos mal que lo del sushi no era en busca de ofertas, era un antojo y un detalle de Pepe hacia su señora donde nos inmiscuyeron de buena onda ;-)

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