miércoles, 13 de octubre de 2010

Guanacaste, Liberia

Por estas tierras anduvimos el año pasado pero no en su capital, esta vez fuimos invitados a tocar en el Café Liberia sus dueños, Rhada y Jorge, ella panameña y el de Perú, tienen tiempo presentando propuestas culturales diferentes para su pueblo, así que apostaron por Sin líneas en el Mapa Dúo, nosotros por supuesto que aceptamos la invitación. Llegamos a Liberia, o mejor dicho a playa el Coco, que queda bastante cerca, allí está la casita que nos albergará por una noche, llegamos tarde, llamamos a don Fernando que es el encargado de recibirnos y explicarnos todas las explicaciones, el tipo es burda de buena onda y simpático, además será nuestro anfitrión durante el resto de este día y la mañana del siguiente, hasta medio día más o menos momento en que bajaremos a Liberia para conocer oficialmente a los chicos, el café y toda la parafernalia “detallística” del caso. El señor Fernando nos dio la bienvenida, nos mostró nuestros aposentos, y nos dijo que cualquier cosa que necesitáramos no dudáramos en pedírselo. Acá arriba no hay ningún sitio donde comprar y digo arriba porque la casita quedaba en los altos de Liberia, con vista al mar, así que él nos invitó el desayuno al día siguiente, café con pancito y mantequilla, rico carachos, se aseguro que pudiéramos ver el partido que correspondía a la fecha, con tranquilidad y que cuando nos tocara tomar el bus a Liberia, estuviéramos abajo en la carretera a la hora precisa; así que a la hora señalada, y bajo su tutela ahí estuvimos, viajamos juntos hasta el café, ya que él es el arregla cosas del sitio y justo había una chambita que hacer. Llegamos, por fin conocimos a los chicos vimos el espacio, Esta de pelos, una casa colonial grande, a la que han acondicionado en la parte posterior o sea el patio, una especie de pequeño teatrín, con sillas (movibles) sonido y luces, generando el ambiente propicio para poder tocar a gusto, además en torno a todo esto, hay expuestas pinturas o fotografías en las paredes, también se dictan talleres de canto, guitarra y otras artes. Los chicos son vegetarianos, la comida que ofrecen en el espacio es muy rica, conversamos acerca de la presentación, de ellos, de sus proyectos, la comida y sus ingredientes, la situación en Liberia y varias cosas más, andaban en clases y trabajando así que los destellos de estar juntos iban y venían, en algún momento aprovechamos de dar una vuelta por el pueblo, en ese interín pasamos nuestras pertenencias al hotelito de una amigo de los muchachos, donde pasaríamos la noche después del concierto.

Del concierto hablaré en la entrada destinada para eso, por lo demás debo decir que los chicos son gente muy amable, agradable y atenta, el cocinero del café se esmeró para que nuestros platos estuvieran de ya no ya, durante la caminata por el pueblo, que no es nada grande, tampoco es muy vistoso, solo un par de manzanas mantienen alguna construcción colonial, pero es familiar, campechano, con su encanto particular, nos vimos un concurso municipal de patineta, algunos chicos dejaban mucho que desear pero le ponían empeño, otros ya más avezados distraían un poco más, pero como las vueltas entre uno y otro eran tan largas, no vimos sino a tres de ellos. Luego de nuestra estadía en Liberia, aprovechamos para pasar a visitar a Olman, Violeta y Emiliano, no tenemos concierto en Nicoya pero estamos a la vuelta de la esquina, ¿por qué no pasar unos días con ellos?

Gracias por la invitación Rhada, nos sentimos muy a gusto y disfrutamos a pleno de esta corta pero amena estadía en Liberia.

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