Jelou Nicaragua… y quién nos da la bienvenida

La crisis creo gran incertidumbre para nuestra llegada, no conseguíamos conciertos y ninguno de los amigos y conocidos tenia espacio en sus casa por A o por B, visita de algún a migo o familiar, mudanza inminente en el momento justo en que aparecíamos, ausencia del país o que se yo, decidimos que nos quedaríamos en algún hotelito baratón donde pudiéramos pasar los días previos a la única presentación de se consiguió mediante los panas de Takina Inca, nuestra amiga y troperísima Bea tuvo serios problemas con su casa y algún inquilino, desaparecieron un par de cuartos según nos contaba y aunque su hijo mayor ya no está en casa porque la hizo abuela chocha y se fue a su propio hogar, la distribución que dejo el tipo a quien le alquiló no alcanza ahora ara tener a sus compañeros de la tropa, bueno en fin… lo que nos tenia medio tristes es que nadie iría por nosotros al terminal de buses, aunque yo sentía ese palpito que te dice ja, nos van a sorprender, lo sé, lo siento, estoy seguro y coñoooooo, así fue. La Bea estaba ahí desde hace rato pues se retraso nuestra llegada, en el bus había un loco que estaba tratando de introducir al país unos repuestos de auto sin factura y produjo que la policía de aduanas trabajara de mas y de esta manera pasáramos nosotros en la frontera casi un par de horas extras aprendiendo del sistema de sacar cajas de los buses y llevarlos a bodega para ser requisados, mientras al final, el tipo se quedaba sin caja y sin cruzar y sin nada de nada, la verdad es que no entendí nunca por qué el bus debía quedarse si ya el futuro estaba escrito, pero bueno parece que son disposiciones legales de Nicaragua para estos casos, la cosa es que llegamos y su cara – la de Bea - nos ofreció un respiro, tranquilidad y cariño, la loca aprovecho el tiempo que estuvo esperando para recorrer el barrio y ver qué hotel era más conveniente para nuestra estadía, nos tenia listo todo ya, carajo que lindo fue verla a sabiendas de los problemas que ha estado pasando, escogimos uno de los hoteles que nos indicó, dejamos las cosas y salimos a comer algo casi agarraditos de la mano los tres, todos estábamos hambrientos, pasamos una noche acogedora, nos pusimos al día de muchas cosas y luego la acompañamos a coger un taxi, ya nos veríamos durante nuestra estadía en Managua… Un besote Beatriz, gracias.