martes, 20 de abril de 2010

Ensenada

A este hermoso puerto volvimos y volveremos (me encantó) pero por qué volvimos. Resulta que además de la familia, de quienes hablaremos en un momento, aparecieron también unos chicos adolecentes mayores que tienen un dúo por estas latitudes, ambos músicos, ella francesa y el de México, montaron una pequeña academia de música, les encanta la música latinoamericana, ella se vino para acá impulsada por los sonidos y melodías que hace años escuchó en su tierra natal.

Helena y Jonás fundaron el dúo “Tregua” después de la presentación nos invitaron cordiales a su casa de campo en San Antonio, a 38’31’’ de Ensenada, ni cortos ni perezosos y como no nos gusta conocer ni interactuar con otros seres vivos, nos fuimos para allá, pero no solos, nos llevamos de paseo a Carlos y Elvia. Llegamos al punto de encuentro y de ahí nos fuimos a la casita…yo quiero una asiiiiiiii. Queda apartada de todo, es pequeña, tiene lo necesario, pasan liebres en las tardes, clima templado tirando a San Antonio de los altos, (que coincidencia). La tertulia fue culinaria mexicana preparada por una francesa ;-), un delicioso pollo con mole, luego nos contaron su proyecto de música latinoamericana que han plasmado en dos discos con temas propios, el segundo estaba recién saliendo y andaban muy emocionados con eso. Nos cantaron varios temas y claro, no podía faltar “la quiero a morir” en su lengua original, muy bonito! Carlos se canto unos cuantos sones y nosotros hicimos lo nuestro también ;-) luego nos marchamos al puerto y nos despedimos de Carlos y Elvia pues pernoctaríamos en Ensenada para conocer un poco más la ciudad, a los chicos y la familia por supuesto.

Al día siguiente dimos un pequeño recorrido por la caleta con Helena, había leones marinos, alcatraces, ofertas, unos camarones jumbo que se veían tan ricos y esplendidos que fueron a dar a esa camaronada que ya mencioné allá en casa de los chicos de Tijuana. Ha sido una lástima no poder ir a ver a las ballenas, pero el viaje en lancha es de 4 horas más o menos y por los compromisos que teníamos no pudimos hacerlo, pero queda archivado y pendiente para nuestra próxima visita. Nos despedimos de Helena y Jonás y llegaron a buscarnos los Carriquiry de Ensenada.

Antes de irnos a su casa, en la cual debíamos quedarnos a dormir esa noche pero salieron nuevas cosas y la partida era inminente ese mismo día, en el ultimo bus eso si (aprovecharíamos al máximo), José nos dio una vuelta por la ciudad, claro que no tardamos más de 20 minutos pero estuvo chévere, cuando llegamos a su refugio, una casa bien bacán que todavía sigue en construcción para llegar a ser “la casa de los sueños” pero que es muy acogedora, encontramos a Nora en la cocina junto a la señora que los ayuda en los que haceres del hogar y que es compatriota de Luz, preparando todo lo necesario para probar y deleitarnos con los famosos tacos de pescado ensenadences….. mmmmmmmmmm!!!! se viene bueno señores. Las helenas estaban dispuestas al igual que la conversa, amena y de gran interés en la parte del posible parentesco familiar, José nos mostró fotos de su hermana y sobrina, sacó varios documentos que ha ido juntando en la investigación genealógica de sus antecesores, hablaron del tío de Luz que está en lo mismo pero allá en Lima y del “primo” Robby dedicado en esos menesteres desde Uruguay, llegaron a la conclusión de que todos vienen de una misma rama originaria del país vasco, José nos contaba muy emocionado que visitaron el pueblo que dicen las escrituras, pero no pudo encontrar (por falta de tiempo) un común denominador consanguíneo u otros papeles que aunaran a todos estos Carriquiry peruanos, uruguayos y mexicanos. Mientras tanto la mesa estaba dispuesta desde hace rato y todos estábamos en torno a esos famosos que les mencioné, no saben la maravilla que era aquella degustación, los primos, como buenos mexicanos, llenaron la mesa más de lo que se podía consumir, pero bueno, tacos con camarones arrebozados, pescado frito y arrebozado, cervezas de acompañantes, conversa, los perritos que tenían como un mes de nacidos chillaban, no les parábamos, las hijas de los chicos iban a ver qué pasaba, el chile tremendo, la pico de gallo ni se diga, delicioso todo y al final… la entrega oficial por parte de José de la copia de los papeles que harán posible que el cariño que se gestó y manifestó espontáneamente desde un comienzo, para un futuro sea legal ;-) . La verdad no sé si llegue a ser de importancia lograr el vínculo ancestral, la verdad es que lo vivido fue muy terrenal y presente, será lindo averiguar que sí son familia de verdad pero si no… ¿Qué tiene de malo?

Los chicos nos llevaron al terminal de buses a minutos de que el último transporte partiera hacia Tijuana, querían; y nosotros también, sacarle el jugo a este encuentro. Y fue así como quedó en Ensenada la familia Carriquiry y nosotros tomamos de nuevo la carretera para cumplir con nuestros compromisos y seguir estas hermosas locuras.

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