miércoles, 14 de abril de 2010

La velada y la escuela

Todo estaba dispuesto, Columba preparo un mole exquisito, hizo unas enchiladas tremendas, había de tomar de comer y el escenario presto para el espectáculo. Sus amigos fueron llegando uno a uno, se presentaron tomaron asiento y a la hora pautada, comenzamos la velada… ¡Que linda noche!, estuvo de verdad, verdad, mágica, quedamos exhaustos pero muy contentos, los resguardos que tomamos en consideración para no resfriarnos dieron sus frutos y todo estuvo en su sitio, a la altura. Luego siguió la sobremesa con canciones de otros panas, con brindis, risas, algarabía y no importaba que hubiera que trabajar al día siguiente, la latinidad brotó por los poros de todos y la noche siguió hasta donde tenía que seguir.

David estuvo presente en la velada y a raíz de lo que escuchó, se nos acero y nos propuso ir a cantar en la escuela donde da clases, una escuela para muchachos de bajos recursos (ya adolescentes) y la mayoría descendentes de latinos. Allá partimos un mediodía para cantarles canciones de nuestras tierras y llevar letras de contenido a esas cabezas, la verdad que estuvo muy bueno pero a diferencia de los menores en Concord, estos muchachos ya tienen bastante definida su línea, pero la gran mayoría escucho atenta, y muchos se acercaron al final de la jornada para agradecer y tomar fotos, los profesores que organizaron quedaron muy contentos y nosotros agradecidos por brindarnos la posibilidad de cantarle a nuestros jóvenes, de exponerles canciones y ritmos que posiblemente no conocían, una experiencia única y satisfactoria.

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