martes, 20 de abril de 2010

... pero por avión es otro cantar

Acá también tienen sus cositas de organización melodrama política de migración, así que prepárense, busquen su chela para que vayan asimilando esta vaina.

Resulta que en México existe un territorio libre que consta de 100 kilómetros contando su inicio desde la frontera con los EEUU, dentro de ese espacio uno puede estar toda la vida sin tarjeta migratoria y papeles si así lo desea, cuenta la leyenda que en EEUU es igual y por el lado de California uno puede merodear hasta Chulavista si eres mexicano, acá en esta tierra, cualquier hijo de vecino puede ser parte de estos 100 kms.

Luego de nuestra tremenda aventura para salir de los EEUU por la entrada, llegamos a la zona de ingreso legal de México, allí pedimos que por favor nos dieran una tarjeta para estar legales, pero cometimos el error de decirle al tombo que a la que teníamos desde septiembre le quedaban unos 8 días de duración


– Ah noooo, tienen que venir esa fecha por acá para que les podamos entregar su nueva tarjeta porque si tienen esa, la otra ya no se puede hasta que, y lo mejor es para todos, así que esperen y vénganse en el momento oportuno… ya me imaginaba yo saltando rejas para que me hicieran la tarjeta, porque los molinetes solo giran en un sentido, pero no nos hagamos bolas, que si el tipo dice es porque sabe. Pero resulta que el mencionado día nos encontrábamos en Ensenada, hicimos todas las averiguaciones y la prima nos dijo que en el puerto era muy posible que nos hicieran la tarjeta porque Ensenada estaba considerada una entrada migratoria por ser puerto internacional y que se yo. Llegamos al espacio infra estructurado para tal fin, así como entramos nos sacaron jajaja.
– pero que ustedes están locos, acá no hacemos eso, tienen que ir a Tijuana y en la línea les dan su tarjeta – pero señor no importa que se venza el día de hoy, mire que la multa y los gringos que se quedaron con la tarjeta en la zona de entrada – Nada oh, aquí no hacemos eso, y no tienen problema porque están en los 100 kilómetros (ahí nos enteramos de la cosa) y si no abandonan todavía ese espacio el mundo es suyo – pero mire que nos dijeron – carambas, les pueden haber dicho misa, que aquí mando yo… hasta luego – hasta luego compa… A esperar llegar a Tijuana.

Elvia fue a dejarnos y a hacer tiempo mientras nos tramitaban, menos mal que no hubo que saltar nada pero si pasar con un poco de cautela por eso de los policías armados y estar en contra del tráfico, aunque no queríamos salir hacia los EEUU sino hacer la tarjeta de entrada a México lindo y querido. Llegamos a la caseta, el tombo nos atiende muy respetuoso, le contamos la onda y nos dice que le entreguemos los pasaportes, así lo hicimos y uno vez corroboradas nuestras identidades procede a lo de las tarjetas

– Y cuando se van hacia DF?
– En unos 8 días, pero no queremos estar ilegales
- ok. Y como viajarán?
- Nos vamos en Volaris a las 8 de la mañana.
- Ahhhhhh, pero eso es otro trámite, porque acá solo damos tarjetas terrestres y ustedes se van por avión, así que una vez que lleguen al aeropuerto, ahí les darán las indicaciones del caso aéreo.
- ayyy mamá… pero señor y que pasa con estos 8 días en que no tenemos registro de nada acá en el país.
- No se preocupe, mire que está dentro de los 100 kilómetros y no pasa nada, vaya usted tranquilo así como le estoy indicando y todo bien.
- Muchas gracias pues.

Nos comimos hasta las uñas de los pies en esos días esperando a que no nos fueran a multar por ilegales en el país. Llegamos al aeropuerto, nos indicaron las zona de tarjetas de turismo, hicimos el tramite, pagamos el permiso y zassss, aquí no ha pasado nada, “Bienvenidos a México”, aunque ya teníamos como 18 días de haber ingresado jajajaja.

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