martes, 2 de noviembre de 2010

Ciudad de Panamá, Lizi y Lyl.

Lyl Sue ha crecido, pero muchísimo a nuestro parecer, también habla, muchísimo más de lo que ha crecido, está linda, se comunica súper bien, su mamá esta chocha del verbo chocha, el tío Tito es el “ogro”, el que pone orden cuando la niña tiene descontroles infantiles demasiado severos y Carmen es la nueva nana y cocinera de la casa, acá entramos en conflicto porque Lizi quiere que este pechito repita la de “Chef” durante la estadía, es que quedó enamorada de mi sazón, del cariño que le pongo a lo que cocino (está surgiendo el gaucho ayyyy), pero Carmen no entiende por qué debo cocinar o por qué quiero hacerlo o que es lo que cocinaré, así que me ha ganado varias veces el emprendimiento culinario, pero ya me dijo Lizi que le ponga las cosas en claro así que me dirigí a ella muy respetuoso (a Carmen( y le dije “ Mira chica no me sabotees el momento, no ves que la señora quiere que YO sea el que cocine en estos días”. Parece que entendió así que de esta manera pude complacer a nuestra tropera anfitriona y amiga en varias ocasiones durante nuestra estancia.

Al igual que la vez anterior hubo sus muy largas y chéveres conversas muchas tardes y noches, almuerzos comunitarios en la mesa del patio, cariño, muchísimo cariño y su reúna pues, esta vez con arepas que este pechito elaboró con sus propias manos suyas de él, acompañadas de una variedad no muy escasa de rellenos. El pana Rómulo asistió al llamado, y escribo específicamente de él porque en esta ocasión también fue el culpable de la fecha que tendremos acá en Ciudad de Panamá y porque hemos hecho una bonita amistad, nos hemos caído muy bien, un compa muy chévere atento y cordial y también muy sentido en lo que expresa en sus canciones, amante de su tierra.

Lizi no pudo ir al terminal de buses y mas que “no pudo ir” fue que no quiso y es que llegamos a las 5 de la mañana jajajaja, eso es un crimen pues, pero nos pidió que la llamáramos apenas estuviéramos en el terminal para ella estar pendiente y despierta a nuestro arribo a casa, así lo hicimos, sonó solo una vez el teléfono, estaba durmiendo con los dos ojos cerrados pero los oídos bien atentos a nuestra llamada, tomamos un taxi y: “por favor vamos a la espalda de la casa de mano de piedra”

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