El pana Lucas consiguió que nos presentáramos en el teatro de El Escobonal, ese es el nombre del pueblo de su Esposa, con ochocientos habitantes, a una media hora de Güimar, donde nos estamos quedando. A través de una funcionario de la municipalidad logró que se nos agendára en la semana cultural del pueblo, ahí también viven sus dos hermanas, artistas todos, la mayor canta y tiene un café cultural junto a su esposo, son parte importante del movimiento cultural del pueblo, organizadores de la obra de teatro que se presentará esta semana, donde están involucrados niños y jóvenes de la zona, la otra hermana es cantante lirico, también presentará un espectáculo junto a una china o japonesa (está jalada) y Lucas le mete de frente a la música, cantará junto a la mayor también dentro de la semana cultural, creo que el hermano también es músico, no puedo recordarlo, está terminando su casa por acá arriba, allá fuimos a parar luego de una sobremesa si mal no recuerdo o subimos exclusivamente a saludar?
Y hablando de la sobremesa, ¡qué lindo!, de verdad que nos asombró mucho la camaradería y la onda que tiene El Escobonal, luego de las funciones, dentro o fuera del teatro, muchos de los habitantes del pueblo se juntan en torno a dos carritos de comida que están arriba en la plaza principal, ahí se entabla una de conversas, compartir con unos bocadillos, chelas, cubatas y música, todo dura hasta altas horas de la madrugada, nosotros regresábamos cerca de las dos de la mañana o un poco menos por Gabriel, pero la cosa seguía y al día siguiente nos enterábamos de los “chísmenes” jajá y si, es que acudimos a toda la semana cultural, nos encantó la onda de la gente y la voluntad de llevar arte hasta allá arriba, sin tapujos.
La obra de teatro quedó muy bien, solo un artista no nos pareció adecuado ;-), la presentación del grupo de Lucas y su hermana también estuvo chévere, y la de música lirica nos dejó con los ojos claros y sin vista.
Muchísimas gracias mi querido Lucas, la pasamos súper chévere en la semana cultural.
Y hablando de la sobremesa, ¡qué lindo!, de verdad que nos asombró mucho la camaradería y la onda que tiene El Escobonal, luego de las funciones, dentro o fuera del teatro, muchos de los habitantes del pueblo se juntan en torno a dos carritos de comida que están arriba en la plaza principal, ahí se entabla una de conversas, compartir con unos bocadillos, chelas, cubatas y música, todo dura hasta altas horas de la madrugada, nosotros regresábamos cerca de las dos de la mañana o un poco menos por Gabriel, pero la cosa seguía y al día siguiente nos enterábamos de los “chísmenes” jajá y si, es que acudimos a toda la semana cultural, nos encantó la onda de la gente y la voluntad de llevar arte hasta allá arriba, sin tapujos.
La obra de teatro quedó muy bien, solo un artista no nos pareció adecuado ;-), la presentación del grupo de Lucas y su hermana también estuvo chévere, y la de música lirica nos dejó con los ojos claros y sin vista.
Muchísimas gracias mi querido Lucas, la pasamos súper chévere en la semana cultural.
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