martes, 2 de noviembre de 2010

Reencuentro traumático.

Tengo una prima de cariño, no consanguínea, a la que no veo hace 25 años por lo menos, ella está viviendo en Madrid en estos momentos. Gracias a la magia del internet pudimos comunicarnos para ver si nos juntábamos en el aeropuerto ya que nuestro vuelo es Ciudad de Panamá - Bogotá, Bogotá – Madrid, Madrid – Las Palmas de Gran Canaria. La escala en Barajas será de unas cinco horas de espera, por eso me dijo que pasará a buscarnos junto a su pareja para ver que hacemos en ese rato.

El vuelo se retrasó una hora más o menos y la salida desde el andén que te deja el avión en barajas, hasta la puerta externa del terminal madrileño requiere un mínimo de 45 minutos, sin contar la espera de maletas, estas últimas, tendrán que sufrir un reajuste de tamaños pues acá en Europa solo permiten una maleta gratis por viajero con un peso entre 20 y 23 kilos dependiendo de la línea aérea y un equipaje de mano, la segunda maleta cuesta unos sesenta euros. Nosotros tenemos tres maletas en total y dos bolsos de mano cada uno, eso incluye los instrumentos, ayyyy.

Apelé a Mariela a ver si podemos dejarle una maleta en su casa con las cosas que pensamos que no necesitaremos. Bueno entre abandonar el avión, el retraso en Bogotá y la casualidad máxima de que a Mariela le pasó un imprevisto y solo vino a por la maleta y a decir holas y chaos, todo fue un caos. La maleta debimos armarla ahí mismo en los pasillos del aeropuerto en tiempo record, Mariela me contaba que tuvo problemas con la entrega de un trabajo (ella es cineasta) y debía resolverlo si o si hoy, que estuvo a punto de no llegar al aeropuerto pero gracias a la insistencia de Oscar están allí, el abrazo fue ameno, largo, cariñoso pero no sabíamos que hacer, ella pretendía que almorzáramos allí en el aeropuerto juntos, pero tenía cara de angustia, le dijimos que no se preocupara que nos ocupáramos de la maleta y que nos veíamos a la vuelta pues estaremos en Madrid unos 21 días más o menos a finales de octubre, eso la alivió.

Empezamos a hacer la fulana maleta y fue muy desagradable, brotaron los demonios de Luz y míos, los míos son más grandes, que si eso si que por qué vas a dejar eso, que eso lo necesitamos, que esto no pesa nada, pero si sumamos pesitos tendremos un muerto ahí adentro, COÑOOOO si empezamos así no vamos a dejar nada, hay que armarse de valor, que son 25 kilos los que se quedan. Malas caras, gruñidos, mala onda. Mariela y Oscar viendo.

Terminamos, nos subimos a un autobús para ir al terminal uno (llegamos al 4) desde allí partiremos a Canarias, los ánimos más calmados, igual las sonrisas estaban presentes pero el mal rondaba sobre nuestras cabezas o más bien el pesar para que no suene maquiavélico.

Aunque me encantó ver a Mariela, igual de menudita, tembleque, voz reverberante, pero sus rulos han sufrido un cambio, su pelo está más corto. Ella no estaba conectada al 100% y con la vaina de las maletas y los retrasos, yo tampoco pude conectarme del todo (ni autofoto tomamos en esta oportunidad). Tenemos un segunda chance de vernos, se que lo aprovecharemos al máximo, además ya nos conocemos bien, el cariño sigue ahí. De verdad me encanto volver a verla.

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